lunes, 2 de noviembre de 2020

El auge de la planeación estratégica: modelos formales para cerrar la brecha e impulsar el desarrollo




Los sistemas de planificación para el desarrollo.

El periodo comprendido entre mediados de la década de los años cincuenta y final de la de los sesenta se caracterizó por el surgimiento de una amplia diversidad de enfoques en torno a la planificación. En 1949, con la segunda traducción al inglés de Administration industrielle et générale de Henri Fayol y la difusión del sistema POSDCORB de Gulick y Urwick la planificación se destacó como un campo de estudio con un creciente número de seguidores.

Su grado de madurez se manifestaba con la aparición de los planificadores como una nueva clase profesional, una intelligentsia técnica, que se distinguía de los administradores tradicionales porque añadía habilidades especiales al análisis racional y a la solución de problemas. Sus aproximaciones teóricas permitían identificar claramente el carácter estratégico de la planeación. En efecto, mientras los administradores se ocupaban de las tareas de gestión diarias, los planificadores estaban principalmente interesados en la toma de decisiones no rutinarias. La formulación de estrategias pasó a ser responsabilidad de “un cuadro de planificadores altamente instruidos, parte de un departamento especializado en planificación estratégica con acceso al directivo principal”. Esta nueva clase profesional se apoyaba en la creencia ampliamente compartida de que la ciencia y las nuevas tecnologías desarrolladas para la toma de decisiones podían suministrar un consejo racional para trazar vías de acción futuras.

Con un instrumental compuesto por un conjunto de herramientas derivadas de la investigación de operaciones, como la teoría de juegos y la cibernética; y sustentado en nuevos principios de dirección de autores como Steiner, Drucker, Simon, Newman, Terry, Koontz y O’Donnell, los nuevos planificadores se dieron a la tarea de formular planes dirigidos a lograr el crecimiento de sus organizaciones.

Bruce Henderson afirma que entre las vacantes de empleo comenzaron a solicitarse directores y especialistas en desarrollo corporativo, cuyas funciones y responsabilidades consistían generalmente en “evaluar la posición y dirección de la compañía como un todo con objeto de desarrollar opciones que brindaran mejores probabilidades de conducir a condiciones más deseables”.  Asimismo, bajo la lógica del crecimiento sostenido y la expansión, las organizaciones alcanzaban grandes dimensiones: en 1960 las 50 corporaciones industriales más importantes de los Estados Unidos habían crecido hasta el punto de dar empleo a un promedio de 80 mil obreros cada una. Tan sólo la General Motors empleaba por si sola a 595,000 personas, mientras que la empresa telefónica AT&T, daba trabajo a 736,000 hombres y mujeres.

Esta frenética búsqueda del crecimiento exigía modelos de planeación enfocados a lograr el desarrollo de todo el potencial de la empresa, por lo que desde finales de la década de los años cincuenta y hasta mediados de la de los sesenta, predominaron los sistemas de planificación del desarrollo que tenían como propósito central estimular el crecimiento de la empresa bajo la premisa de que las organizaciones tienden a presentar impedimentos que inhiben el despliegue óptimo de sus capacidades.



En el esquema propuesto por Mintzberg los sistemas de planificación del desarrollo están relacionados con los antecedentes de la “Escuela de Planificación”. En este grupo, pueden considerarse las técnicas de planificación de largo plazo desarrolladas por el Stanford Research Institute a través del Long Range Planning Service, que, sobre la base de sofisticados pronósticos y evaluaciones sobre el mercado y la competencia, procedían a establecer una serie de metas y objetivos que permitieran cerrar la “brecha de planificación” (planning gap), es decir, la diferencia entre los resultados obtenidos y el potencial de realización de la empresa.

Bajo la influencia de los sistemas de planeación para el desarrollo, muchas empresas consiguieron aumentar su productividad y su eficiencia comercial, y con ello, expandieron su producción, mejoraron su posición en el mercado y, en algunos casos, crecieron explosivamente. En un estudio realizado en 1964 sobre las 13 compañías de crecimiento más rápido en los Estados Unidos se evidenció que para todas la planificación fue un asunto prioritario, y que en todos los casos se estimuló a sus ejecutivos para pensar en el futuro.

Sin embargo, el mundo empresarial norteamericano comenzó a padecer una transformación cualitativa. En un ámbito plagado de empresas y consorcios gigantes, monolíticos, limitados a una industria o a una estrecha gama de productos, surgieron dinámicas y poderosas empresas de menor tamaño pero con una oferta más diversificada y mayor capacidad de generar riqueza y responder a las necesidades de los consumidores.

Los sistemas formales de planeación.

Los sistemas formales de planificación aparecieron en la segunda mitad de la década de los años sesenta, en un contexto en el que, a pesar de mantenerse el crecimiento de la economía, comenzaban a perfilarse los síntomas del agotamiento de los patrones de vida de la sociedad industrial norteamericana. Una ola de disturbios económicos, políticos y sociales recorrió el mundo rompiendo la continuidad y la certeza en el futuro y dejando entrever la vulnerabilidad de las organizaciones frente a los factores externos que se encontraban más allá del terreno de su control.

Para muchas organizaciones los síntomas de la turbulencia se vieron agravados por el caos interno generado por su propio crecimiento. En ese momento, la respuesta consistió en “poner orden a las cosas" –reorganizando y fortaleciendo los mecanismos administrativos- con la intención de lograr la mayor eficiencia y racionalidad posible en el desempeño global de la organización. En efecto, la turbulencia y el caos se agregaron a las críticas realizadas a los sistemas de planificación del desarrollo, lo que motivó que para esta etapa, la planeación pusiera un énfasis particular en formalizar los procedimientos y el engranaje de los mismos dentro de la estructura de la organización. Para Mintzberg, esta etapa se considera dentro de la “Escuela de la Planificación”

Dentro de las propuestas más representativas en esta etapa pueden considerarse los sistemas de planeación y presupuestación desarrollados por Robert McNamara en la Ford Motor Company y en el Departamento de Defensa de los Estados Unidos.

En 1961, Robert McNamara fijó su atención en la planeación estratégica cuando dejó la Ford Motor Company para servir como Secretario de Defensa en la Administración del Presidente Kennedy. Como presidente de Ford, McNamara había empleado la planeación multianual para la formulación de pronósticos e identificación de opciones y salidas estratégicas. Aplicó estas mismas técnicas en su encargo gubernamental, dando especial énfasis al desarrollo del Sistema de Planeación Programación Presupuestación por sus siglas en inglés PPBS (Planning Programing Budgeting System) como una forma de planeación estratégica avanzada que liga el proceso de diseño de estrategias con la programación presupuestal. Los resultados de la aplicación del PPBS fueron alentadores: se habían superado las tradicionales inercias en la distribución de los recursos, fincándose, con ello, bases objetivas y racionales para la toma de decisiones, con las que se identificaban con claridad, en la integración del plan y los programas, los objetivos, las metas y las actividades que asumieran un carácter estratégico para la organización.

En general, las diferentes propuestas de sistemas de planeación formal arrojaron una serie de elementos metodológicos enfocados a la construcción de planes estratégicos,  que pueden agruparse y reintegrarse en un esquema básico conformado por las siguientes etapas:

- el análisis de fortalezas versus debilidades y amenazas versus oportunidades;
- la fijación de objetivos y metas;
- la formulación del plan estratégico;
- la evaluación y aprobación del plan;
- elaboración de presupuestos, planes y proyectos operativos;
- su puesta en operación y posterior retroalimentación.

Es evidente que si bien se recupera el conjunto básico de ideas del Modelo de Política de Harvard, se agrega para cada etapa un importante instrumental tecnológico consistente en metodologías, procedimientos, sistemas de información, análisis formales y pronósticos sobre tendencias futuras.


Junto a los sistemas de planeación del desarrollo explicados en el apartado anterior, los sistemas formalizados de planeación pertenecen a la que Mintzberg denomina “escuela de la planificación”. Esta escuela adopta una parte importante de los principios de la “escuela de diseño”. Se sustenta en tres premisas esenciales:

1. Las estrategias surgen de un proceso controlado y consciente de planificación formal, separado en etapas precisas sustentadas en técnicas.
2. La responsabilidad del proceso recae en la alta dirección, la cual cuenta para elaborar los planes, con la unidad o departamento de planificación.
3. Al final del proceso, se presupone que se obtiene un plan estratégico con las características necesarias para ser aplicado prestando minuciosa atención a los objetivos, presupuestos, programas y planes operativos de diversos tipos.

En la práctica, los sistemas formalizados de planeación se enfrentaron a limitaciones conceptuales y obstáculos para su aplicación. Wilson, en 1994, expuso los pecados de la planificación estratégica:

- los planificadores excluyeron del proceso de desarrollo de la estrategia a los directivos y responsables de áreas sustantivas de la organización;
- las metodologías del proceso se tornaron cada vez más complejas lo que originó que se diera más énfasis al análisis y menos al surgimiento de ideas creativas e innovadoras;
- los ejecutivos evadían la responsabilidad de aplicar las nuevas estrategias;
- los procesos eran insuficientes para conformar alternativas estratégicas sólidas;
- los requisitos organizacionales y culturales eran ignorados o poco considerados;
- y las aportaciones de los métodos de previsión, al basarse en la extrapolación de tendencias pasadas, resultaban limitados para enfrentar las sorpresas de la creciente incertidumbre en el medio ambiente.

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